No olvidemos que el primer objetivo de una empresa es vender.
Podremos fabricar y producir el producto o servicio más eficaz, el producto más útil o el más bonito. Podremos dar el mejor servicio postventa, la mejor atención al cliente o ser la empresa con el mejor servicio de logística. Podremos ser la empresa con las mejores condiciones laborales, con los trabajadores más felices o la empresa más reconocida del sector.
Todo esto está muy bien, pero no olvidemos que el primer objetivo de una empresa es vender. Vender es lo realmente importante, lo que nadie va a hacer por tu empresa. Todo lo demás siempre va a haber alguien que lo pueda hacer mejor o más económico que tu. Si no vendemos, todo esto no durará mucho.
Cuando las cosas no van bien del todo o se tuercen y las ventas por ello descienden, da igual el motivo, se me ocurren varios, internas o externos a la empresa (crisis económica, más competencia, mala gestión, menos cuota mercado, no innovación, revolución tecnológica, …) siempre se tiende a reducir e incluso a suprimir los presupuestos que se creen menos necesarios, comenzando de forma generalizada por el marketing y la publicidad, principales motores de las ventas, lo cuál hace que las ventas desciendan todavía más, y que el bache se transforme en supervivencia, síntoma del comienzo del final.
No olvidemos que el primer objetivo de una empresa es vender.